8 de diciembre de 2015

Columna: Otra vez la UC




Por Felipe Gallegos

Nuevamente un fracaso, nuevamente segundos. Otra vez habrá que soportar las burlas en el trabajo, en el colegio y en las redes sociales. Nuevamente el equipo no dio el ancho, por enésima vez la Universidad Católica no estuvo a la altura de las circunstancias. La ilusión se fue al tacho de la basura, tal como siempre en los últimos 5 años.


Hoy ser hincha de la UC es un calvario. Sentir amor por la camiseta franjeada se ha convertido en una locura. De verdad hay que estar demente para amar estos colores. Es que en los últimos 5 años, los cruzados acumulan 5 segundos lugares. Hemos tenido todo para triunfar y acumular más trofeos en nuestras vitrinas, todo, salvo huevos y jerarquía.

Lo que se vio este domingo en La Florida es una muestra más de lo que ya no queremos en nuestra institución. Transcurrían 5 minutos y ya perdíamos, tras anotación de Sebastián Silva mediante golpe de cabeza. Todo bien hasta ahí, salvo que la tempranera anotación mató el hambre de un equipo que en las fechas finales no tuvo reacción.  Cuando la Católica debe salir a demostrar su clase y el por qué hoy es un club grande, desaparece. Se esconde, es un fantasma, pesa tocar sencillamente el balón. 





Es que el gol itálico liquidó a la UC. En paralelo, por desórdenes se suspendía el partido de Wanderers con Colo Colo. Sin embargo, nada de ello importaba. Con jugadores sin jerarquía, que no estuvieron a la altura, los cruzados no tuvieron capacidad de reacción. La insistencia de Mario Salas por jugadores sin peso ni nivel para vestir la casaquilla cruzada como Carlos Espinosa nuevamente pasó la cuenta. Sin ir más lejos, ya desde el primer tiempo buena parte de la hinchada estudiantil pedía el ingreso de Diego Rojas.

El calvario para la Universidad Católica quedó concretado en el minuto 41. El juez Jorge Osorio cobró un discutido penal contra Fernando Cordero. Desde los 12 pasos se dispuso Mark González, un emblemático de nuestros colores, sin embargo su lanzamiento fue demasiado débil y contenido con facilidad por el portero Nicolás Peric. El máximo referente cruzado fallaba, otra vez la misma historia.

Pero quedaban 45 minutos y los hinchas cruzados, a los que le sobran huevos y garra para amar la institución, les sobraba esperanza. Entró Diego Rojas al campo, el joven Jeisson Vargas se transformaba en figura. Salas ordenó los ingresos de Llanos y Bravo, sin embargo nada daba resultado. La UC, presa de su nerviosismo, no podía con Audax. Un rival al que de seguro en cualquier circunstancia doblegaba sin problemas.

Pitazo final. Otro fracaso de la UC, otro como tantos en los últimos años. Duele decirlo, pero ya estamos acostumbrados a lo mismo. Nos ilusionamos todo un semestre, pero al final siempre se quema el pan en la puerta del horno. Sin dudas, la institución necesita cambios urgentes, un remezón, para que no sean los hinchas los que paguen por la ineptitud de dirigentes, técnicos y jugadores. Muchos, sin jerarquía ni categoría para vestir siquiera la gloriosa camiseta de la Univesidad Católica. La vida nos sigue debiendo una.





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