¿Quién dijo que Moisés estaba viejo?
VALPARAÍSO.- Wanderers y Universidad de Chile empataron 3-3 en un partido que tuvo un final que hizo recordar aquellos viejos Clásicos del Ballet Azul y los Panzers. Especialmente por la reacción del cuadro porteño, que estando con un hombre menos y dos goles abajo en el marcador, nunca se dio por vencido y lo terminó empatando, con un golazo espectacular de Moisés Villarroel.
LOS GOLES
Antes de cumplirse el cuarto de hora y cuando los equipos se estaban recién metiendo en el partido, un remate de Quiroga fue interceptado por Muñoz, que de frente a Pinto lo fusiló con un remate alto. A estadio lleno ganaba el conjunto porteño.
Sin embargo, casi al concluir la etapa y por el único expediente con el que Universidad de Chile se había acercado al arco de Reyes (tiro libre de Estrada), llegó el empate, que coincidió con el primer gol de Fernández en Chile. El uruguayo desvió muy suavemente el violento remate que venía desde la derecha y dejó absolutamente parado al arquero de Wanderers.
Un par de minutos después, Reyes se rehabilitó plenamente al sacar de manera espectacular un remate de Vargas que iba directo al gol. Nada pudo hacer, sin embargo, en el segundo tiempo para impedir el derechazo bajo y a su izquierda, con el que Olivera transformó en gol el discutido penal cobrado por Osorio.
El tercero, que sentenciaba para muchos el partido, llegó por un nuevo centro de Estrada. Cabeceó Olivera, la pelota dio en un poste y Vargas la mandó adentro, sin oposición alguna al frente.
Quedaban diez minutos y la entrada de Gigena fue determinante: él ganó una pelota de alto que le cayó al paraguayo Da Silva y éste definió con categoría, haciéndole un doble sombrerito a Victorino y Conde.
Y lo empató Villarroel, con una volea impresionante desde fuera del área, que se clavó en un ángulo. La jugada la inició Ubilla, que fue un problema insoluble para Contreras por el costado derecho de la defensa azul.
CON CAPITÁN…PERO SIN CONDUCTOR
Cuando Universidad de Chile salió a la cancha, una ovación casi emocionante recibió a Miguel Pinto. Era la mejor demostración del afecto que la hinchada universitaria siente por su arquero y la confirmación de que el Gran Capitán, justó al recalar en el puerto de Valparaíso, estaba de vuelta.
Tal vez por lo mismo nadie reparó en la ausencia de Montillo. O quizá aquello se debió al gran partido que hizo Edson Puch, al reemplazar al volante argentino la semana pasada en el 3-0 sobre Huachipato.
Sin embargo, con el correr de los minuitos, quedó en evidencia un detalle que hacía al gran diferencia respecto a aquel encuentro con los acereros: Wanderers marca en medio campo, Huachipato, no; más aún, liderados por Moisés Villarroel, los volantes porteños no tienen empacho en meter la pierna y recurrir a la infracción, si es necesario, para impedir el armado rival.
Por eso Puch casi no entró en contacto con la pelota y lo propio ocurrió con el uruguayo Fernández, que corre mucho, pero produce poco y sólo se hizo notar por la peinada que significó el empate para Universidad de Chile.
Y, como es habitual en estos casos, al no aparecer un conductor, la “U” comienza a descansar en la zurda de Estrada y esto significa que el fútbol se hace más largo, más aéreo y menos fluido y las llegadas pasan exclusivamente por los pelotazos aéreos, que esta vez sólo en el segundo tiempo encontraron a Olivera, muy bien marcado hasta ese momento por la defensa de Wanderers.
SIN CONDUCTOR Y…AHORA TAMBIÉN SIN CAPITÁN
En definitiva, Universidad de Chile, por momentos era un barco sometido a la intensidad del juego propuesto por Wanderers. Sin un conductor y por lo mismo, sin la propiedad de la pelota.
Pero, por lo menos le quedaba el consuelo de tener a su capitán.
Hasta que…, si hasta que comenzó el segundo tiempo y Pinto no volvió a la cancha. Al concluir el primer tiempo, el arquero se acercó a Pelusso y le dio a entender que había recrudecido la molestia de la lesión anterior, por lo que prefería salir de la cancha.
Y lo reemplazó Conde al comenzar el segundo tiempo.
Entró frío el arquero uruguayo, porque una pelota que tradicionalmente corta sin problemas, se le escapó y por suerte para él y Universidad de Chile esa inmejorable situación de gol no fue bien aprovechada por los atacantes porteños.
Fue un anticipo de lo que vendría más tarde.
¿ESO FUE PENAL?
No cambiaba el trámite del partido en el segundo tiempo y la “U” seguía siendo empujada por Seymour y Estrada, ganaba algunos desbordes Fernández por derecha y llovían los centros sobre el área porteña.
En uno de ellos, pasaditos los diez minutos, Héctor Desvaux y Juan Manuel Olivera forcejearon en el área. Muy vivo el “charrúa”, giró sobre si mismo y cayó aparatosamente de espalda, sin soltarse del calvo defensor porteño.
Jorge Osorio, al que tal vez le penaron aquellos penales que no le cobró a Roco, cuando jugando por Everton se ensañó en el área con el propio Olivera, esta vez no lo pensó dos veces y marcó el punto desde los doce pasos.
Muchos alegatos, que como es habitual no sirvieron de nada, y ejecución perfecta del “Palote” para poner el 2-1 en Playa Ancha.
VARGAS EVITA LA POLÉMICA
No hubiera sido bueno para el fútbol que el partido terminara con ese gol tan discutido que favoreció a Universidad de Chile.
Por eso, vino muy bien y evitó la polémica el tercer gol de Universidad de Chile, convertido por Gabriel Vargas, que lo venía buscando desde hace rato y lo encontró dando botecitos a la entrada del arco, tras un cabezazo de Olivera (ante otro centro de Estrada) que devolvió un poste.
Como es habitual, los relatores se preguntaron: ¿partido definido?…y la respuesta casi unánime fue: SI, SE ACABO.
FALTABA LO MEJOR GOL DEL PARTIDO
Sin embargo, Da Silva, el goleador paraguayo de Wanderers no pensaba lo mismo.
El ariete guaraní, que se ganó la hinchada con sus tres goles a Deportes La Serena, no había aparecido en el partido, anulado por Victorino y Olarra.
A casi a diez del final, le llegó una pelota que peleó Gigena de alto y resolvió a lo crack: le hizo un sombrerito perfecto a Victorino y cuando vio que Conde salía innecesariamente de su arco, envío el globito y marcó el descuento.
Pero, eso no era todo: de inmediato expulsaron a Tampe, lo que significaba un problema más para Wanderers que tenía que ir por el empate, con un hombre menos.
Y ahi bajó a la cancha el espíritu de los viejos “panzers”, que le dieron fueza a los diez porteños que quedaban en cancha y le agregaron potencia y dirección al espectacular remate del eterno Villarroel, que desde treinta metros y de volea, derrotó a Conde para establecer el impensado y heroico tres a tres.
DOS PUNTOS PERDIDOS
Si, porque más allá de lo difícil que siempre va a resultar ganarle a Wanderers en Playa Ancha, esta vez Universidad de Chile tuvo los puntos en el bolsillo y dejó que se los arrebatara un equipo que estaba con sólo diez jugadores en el campo.
Pero, más allá de los puntos que se pierden (y que duelen mucho, porque era la gran oportunidad de sacarle una buena ventaja a Colo Colo), lo que debe preocupar son las deficiencias que muestra la “U” en algunos aspectos del juego.
Tal como ocurriera en muchas batallas importantes del año pasado, otra vez quedó de manifiesto que Walter Montillo sigue siendo irremplazable. Especialmente cuando se topa con rivales que no dan un metro de ventaja en el medio campo y se necesita claridad y talento para inventar los espacios que no aparecen de buenas a primera.
En la Copa Libertadores habitualmente se juega así, como jugó hoy Wanderers y no como jugó Huachipato la semana pasada. Y ahi a Edson Puch todavía le falta consistencia y personalidad para echarse al equipo al hombro y se pierde en la intrascendencia.
Aparte, el uruguayo Fernández que vino como eventual alternativa para Montillo, tampoco tiene las mismas caracterícticas del ausente y por ahora -aparte del primer gol que convirtió hoy- sólo se hace notar con algunos desbordes y carrerones por la derecha. Poco, para quien viene de Europa y se presumía era la granm contratación del año.
Hay que agregar también las deficiencias que muestra la defensa de Universidad de Chile cuando la apuran. Es evidente la lentitud de Victorino y Olarra como pareja, ganando habitualmente de alto, pero no siendo tan sólidos por abajo. El otro extranjero, Rodríguez, tampoco ha hecho méritos como para ser titular indiscutido y hoy fue menos que el Pepe Rojas.
Lo de Conde hay que tomarlo como una mala tarde, nervioso tal vez por lo acontecido con Miguel Pinto. Hoy no dio seguridad en el arco, pero ha dado puebas suficientes de que su rendimiento es muy superior al que mostró en Playa Ancha.
Evidentemente que no es para hacer un drama, lo que estamos escribiendo, porque las virtudes en general de Universidad de Chile son ampliamente superiores a sus defectos (la capacidad de gol, el juego área, la potencia en el medio campo, el desborde y la proyección de l0s laterales, en fin), pero si ponemos el asunto en lo que le falta para ser un gran equipo al conjunto de Pelusso es porque ya se viene la Copa Libertadores.
Y en el Grupo que le tocó, si la “U” da ventajas, de seguro que se puede quedar en el camino.
0 comentarios:
Publicar un comentario