Vuelve el vagabundo del puerto

Vuelve el vagabundo del puerto

Son pocos quienes pueden darse el lujo de jugar en el equipo del cual son hinchas. Ya sea por las oportunidades de la vida o por ser profesional, muchos  futbolistas omiten el verdadero color de su camiseta. Es por ello que el sueño de todos quienes amamos este deporte, es vestir la camiseta del club que nos identifica, del cual éramos fans cuando niños. Dejar dinero de lado, sólo divertirse y dar todo por los colores.

Aquello, en parte, es lo que sucede con David Pizarro. Es que el "Fantasista" es un jugador plenamente vigente, titular indiscutido en el exigente fútbol italiano y nominado en el equipo campeón de América. Sin embargo, a sus 35 años, dejó de lado las luces y decidió volver a su amor de toda la vida: Santiago Wanderers.

8 mil hinchas caturros llegaron hasta el Estadio Elías Figueroa a darle la bienvenida. Es que Pizarro, hijo ilustre de Valparaíso, siempre ha declarado su amor al elenco porteño. En Wanderers debutó profesionalmente con apenas 16 años y desde allí saltó al fútbol europeo, donde triunfó por más de una década en Udinese, Inter, Roma, Manchester City y la Fiorentina.

"El vagabundo está de vuelta", fueron sus palabras al saludar a la hinchada. Es que en la historia contemporánea cuesta encontrar un recibimiento como el otorgado por Santiago Wanderers a David Pizarro. El "enano de La Providencia" firmó contrato por 1 año y apuesta alto, pues dijo buscar coronarse campeón del Apertura 2015 y hacer una buena campaña en la Copa Sudamericana. Justamente en este certamen se producirá su debut con la camiseta del decano, el 8 de agosto ante Libertad de Paraguay.

Pizarro cumple el sueño de todo niño. A sus 35 años, en plenitud física y futbolística, se da el lujo de jugar en el equipo de toda su vida. Más allá de factores económicos, más allá del marketing moderno, y de las opciones que tenía de permanecer brillando en Europa. Su regreso al modesto Santiago Wanderers deja en evidencia que el amateurismo y el amor por la camiseta siguen vivos en un fútbol cada vez más movido por el dinero.